Galletas de limón.
RELATO CORTO.
Galletas de limón.
Lo recordaba como si fuera ayer. Corría de
camino a casa, sudando, oliendo a sudor sin olor. Llegaba tarde y sabía que le
esperaba una buena reprimenda. Era un día primaveral, de esos en los que las
cuatro estaciones te visitan en un solo día, de esos en los que el jersey de
lana que por la mañana te abrigaba, más tarde te asfixiaba sin piedad.
– ¿De
dónde vienes a estas horas?
– Del teatro, mamá. Estamos ensayando Cleopatra, la
obra de fin de curso.
– ¡Qué roja tienes la cara! – Claro, mamá… ¡vengo
corriendo para que no me riñas!
– Come algo, anda…
No tenía hambre porque la
directora de teatro, como cada jueves, les había llevado para merendar una caja
de galletas de limón. No tenía hambre por las galletas y porque estaba enamorada
hasta lo más profundo de su alma. Venía roja por el calor, por la carrera, por
el agobiante jersey de lana, pero sobre todo porque Javier la había mirado de
forma especial y la había besado.
Sucedió en el vestuario. Se hicieron los
remolones mientras se deshacían de las incómodas pelucas de egipcios hasta que
todos se habían marchado. Javier se acercó y le robó un beso que duró apenas un
segundo, un simple roce de labios, aunque suficiente para provocar un volcán en
su cuerpo adolescente y un maremoto en la sangre que bombeaba su corazón. Soltó
la peluca que cayó al suelo y salió corriendo hacia su casa.
Aquella noche no
tenía hambre, se sentía llena de amor… y de galletas de limón. Escribe, sueña,
ama, vive... (Inmaculada Linares)

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